Uno de los problemas a los que se enfrenta un estudiante a la hora de abordar los exámenes no es tanto disponer del suficiente tiempo necesario para abordar los apuntes, sino conseguir que todo ese tiempo ahorrado de librarnos de otras tareas, realmente resulte provechoso.
La clave para conseguir esto se basa en el nivel de concentración que consigamos mantener, ¿cómo? os ofrecemos unos cuantos consejos y pautas que os ayudarán a alcanzar el máximo de productividad.
#1 Conoce tus limitaciones y tus puntos fuertes
La clave de la productividad es que en todo momento nos encontremos en plenas facultades para desarrollar la tarea. Para ello, debemos conocer en qué puntos del día y con qué acciones concretas nos sentimos en un punto óptimo para poder estudiar. ¿Necesito tomar café antes?, ¿es después de hacer deporte cuando más activo tengo mi cerebro?, ¿soy incapaz de abordar una tarea en condiciones después de comer? Plantéate este tipo de preguntas y usa las respuestas para…
#2 Planificar tu jornada de estudio
Una de las técnicas que mejor funciona a la hora de emprender el estudio con entusiasmo es saber que, despues de X horas vamos a tener un descanso en el que poder nadar, charlar con los amigos, tomar un aperitivo etc. y reactivarnos para después poder afrontar otras X horas. Antes de comenzar por tanto plantéate estos horarios así como los objetivos medibles que quieres alcanzar al terminar el día (leerme el temario hasta la página X, aprender y retener un capítulo etc.)
#3 Organiza los descansos
Forma parte de la planificación de la jornada que acabamos de definir que cada ciertas horas nos planteemos un descanso. ¿Recuerdas la técnica Pomodoro de la que te hablábamos a la hora de indicarte cómo desconectar del estudio? Pese a que no sea una ciencia exacta y a cada estudiante le funcione descansar en diferentes tiempos, por mucho que seamos capaces de mantenernos concentrados durante horas después repercutirá en un menor rendimiento, por lo que ya sea cada 25 minutos, cada hora o cada dos, define cuando parar.
#4 Haz uso de la sala de estudio de la residencia
¿Por qué distinguir entre una sala de estudio y una biblioteca?, ¿por qué acudir a una sala de estudio de la residencia en vez de quedarnos en nuestra habitación? La finalidad de definir y adecuar una sala para el estudio viene no sólo de estar equipada con lo necesario para una correcta asimilación de conceptos (mesas amplias, asientos cómodos, iluminación directa e indirecta etc.) sino de ser el ambiente necesario donde no haya distracciones como un móvil sonando y donde todo el entorno sabe que no puede ni debe molestarte.
#5 Usa «marcadores»
Entrecomillamos marcadores porque no sólo hacemos referencia a esos llamativos rotuladores fluorescentes, sino a todo aquello que sirva para «marcar» un concepto y que te sirva para recordarlo. ¿Te viene bien la música para estudiar? úsala como aliada y no como distracción en aquellas tareas mecánicas, reteniendo el concepto que repases en clave de la canción que esté sonando o incluso para los descansos de cinco minutos recomendados. Eso si, a la hora de abordar tareas que requieran mayor concentración es mucho más recomendable hacerlo en absoluto silencio.
#6 Ojo con la alimentación
Ya lo indicábamos en el punto de conocer nuestras limitaciones: que después de comer nos sintamos con pesadez e incapaces de abordar alguna tarea se debe a que hemos tomado alimentos demasiado contundentes y de difícil digestión. Es muy importante conocer las claves de la nutrición y el estudio y aplicarlas para evitar estas situaciones. Por otra parte tomar alimentos sanos, regular el consumo de café y chocolate (buenos bajo control, nocivos en exceso) y suprimir los aperitivos grasos son algunas recomendaciones básicas y útiles.
#7 Libera la tensión acumulada
Estudiar con la tensión de tener que llegar a un objetivo planteado que vemos como imposible o con otros handicaps que se nos pasen por la cabeza resulta contraproducente y nocivo para la concentración. Por mucho que podamos pensar que supone una pérdida de tiempo y que nos va a hacer ralentizarnos en la consecución de nuestro objetivo, llegados a este punto mejor parar, hacer una actividad que nos haga soltar toda la tensión (correr por el parque, ir a una clase de natación etc.) y volver liberado y con ganas de abordar la tarea. No te apures, ya sacarás tiempo de otros momentos pero estos son necesarios.
#8 Automotívate con recompensas
No sólo te plantees objetivos, añádeles algún tipo de recompensa. Ya sea ver una película, poder cenar ese plato del que te privaste a la hora de la comida para no sentir esa digestión pesada, sesión doble de natación o alguna actividad programada en el gimnasio… Este tipo de recompensas actúan como estímulos no sólo para cumplir los objetivos planteados, sino para hacerlos adecuadamente.
#9 … Duerme
No encomiendes toda la responsabilidad de mantenerte activo y despierto al café. Es necesario al menos 7 horas de sueño al día, pero más que por cantidad, debemos preocuparnos por la calidad de esas 7 horas: desconecta, no le des vueltas al temario desde la cama, mantén una higiene del sueño correcta (lejos de estímulos como el móvil, el portátil o la televisión, con oscuridad y buena ventilación etc.) y aléjate de la cafeína y otras bebidas estimulantes al menos cinco horas antes de ir a la cama.
Todos estos consejos pueden ayudarte a no sólo dedicarle horas al estudio, sino a exprimirlas y sacarles el máximo jugo, pero finalmente la clave para que funcionen está en conocer nuestras rutinas y capacidades así como disponer del entorno y el ambiente adecuado para llevar a cabo estos consejos.