Cuando llegan los exámenes, por muy preparados que estemos, no podemos evitar cierto nerviosismo y cierta inseguridad a la hora de abordar las sesiones de estudio. Es por ello por lo que cuanto mejor las planifiquemos, más herramientas tengamos y más claro tengamos cómo vamos a abordar estas sesiones, mayores probabilidades de sacarle el máximo partido al estudio. ¿Qué errores nos impiden aumentar el rendimiento académico y con ello alejarnos de estos objetivos?
¿A qué llamamos aumentar el rendimiento académico?
Lo primero es tener claro qué queremos abordar no solo en este artículo, sino a la hora de estudiar. Con el concepto de rendimiento académico no solo nos queremos referir a las evaluaciones que desde la universidad o centro de estudios superiores sobre el conocimiento que hemos adquirido, sino que queremos ir más allá y hacerlo extensible a la utilidad que de esos conocimientos podamos obtener posteriormente.
Ahí encontraríamos el primero de los errores: los exámenes y los estudios universitarios en general, no son una carrera de fondo donde lo que importe sea llegar a meta lo más rápidamente y con validez académica (con titulación se entiende): todo lo que aprendamos, todas las experiencias que obtengamos en ese periodo (dentro y fuera de las aulas), nos debe servir para en un futuro poder desempeñar nuestro trabajo con la mayor eficiencia y excelencia posible.
Así, no solo debemos «pasar los exámenes», sino también habituarnos a periodos de estrés, ser disciplinados, capaces de trabajar en equipo y adquirir capacidades más allá de las meramente académicas.
Los 7 errores más comunes que impiden aumentar el rendimiento académico
No planificar
Primero por ser un hecho que demuestra falta de disciplina, después por el hecho de que al no haber previsto desde las horas de estudio necesarias hasta el tiempo disponible para otras tareas, nos encontramos con que en el calendario nos faltan horas de estudio, lo cual se traduce en estrés, prisas y pasar por encima conceptos que pueden sernos necesarios tanto para aprobar como para nuestra formación.
Por ello, tiempo antes de entrar en temporada de exámenes, debemos prever cuántas horas necesitamos para cada materia y cuánto tenemos disponible, para de esta forma ajustarnos el calendario y que no tengamos que prescindir de necesidades básicas como el descanso y el ocio.
No tener en cuenta los descansos
No somos máquinas ni debemos aspirar a serlo. Insistimos: no se trata de memorizar y soltarlo todo de golpe en un folio el día del examen. Se trata de comprender, asimilar y retener, acciones todas ellas para las que necesitamos «mente y cuerpo sanos».
Por ello, además de no renunciar bajo ningún concepto a las horas necesarias de sueño (entre 6 y 9), también debemos saber desconectar, sin que constantemente nos aborde la sensación de estar perdiendo el tiempo.
Perder el tiempo es distraernos sin que ello nos reporte nada a nivel personal o académico. Tomarnos una hora para salir a hacer deporte, estirar las piernas o charlar animadamente con los amigos en la sala de ocio nos permite que, a la hora de retomar el estudio, tengamos la mente más despejada y capacitada para nuevos conocimientos.
No abordar una técnica de estudio que nos funcione
Técnica Pomodoro, subrayado en varios colores, resúmenes, dinámicas de grupo…. Habrás leído sobre decenas de técnicas de estudio que prometen resultados inmediatos y calificaciones de diez pero, ¿realmente funcionan?
Esa respuesta ni la tenemos nosotros, ni la tienen quienes te la recomiendan, ni siquiera debemos… La debes encontrar tú. Estas técnicas realmente son adecuadas (según la fuente) y por ello se recomiendan, pero no funciona si no son adaptadas a cada tipo de estudiante. Si eres de los que están habituado a estudiar de noche y te funciona porque te permite concentrarte mejor, ¿por qué cambiar un hábito que te funciona?
Eso no quita que debas seguir recomendaciones en otras líneas más generales como hacer descansos tras horas de alta intensidad de estudio, dormir lo suficiente, llevar una alimentación sana, etc. A continuación os compartimos un vídeo de «Hemisferio Derecho», uno de los cientos que podéis encontrar en internet, pero donde se reflejan varias de estas técnicas y consejos que podéis aplicar a vuestros hábitos desde la perspectiva científica.
Dar el último acelerón el día antes
Este es un error no imputable únicamente a quienes no han planificado sus sesiones de estudio: incluso los disciplinados que lo llevan todo al día, no pueden evitar cierta ansiedad de que hasta el último momento debemos «machacarnos» con la materia.
El día antes de un examen debe ser una jornada «reflexiva», tranquila… que nos permita llegar al examen relajados y 100% preparados tanto mentalmente como a nivel de descanso. ¿Harías una carrera de diez kilómetros como entrenamiento antes de una maratón? Pues con el estudio sucede exactamente lo mismo.
No contar con un entorno adecuado
Huir de las distracciones es primordial para poder estudiar en condiciones, al igual que mantener una posición relajada pero firme. Por ello, contar con un lugar de estudio adecuado, con iluminación adecuada y libre de objetos que nos inviten antes de tiempo a parar, es una necesidad más que una recomendación.
Un escritorio perfectamente preparado, salas de estudio, bibliotecas, salas de trabajo si somos de los de comentar con los compañeros… Hay opciones variadas como para que no nos tengamos que limitar a la sensación de encontrarnos en un convento de clausura. Cuál tomes es decisión tuya y acorde a tus hábitos, pero debe proporcionarte la tranquilidad necesaria como para poder estudiar en condiciones, y hacerlo tirado en la cama te podemos asegurar que no cumple estos requisitos.
Ser conformistas
El espíritu de superación es una de las cualidades que más permiten mejorar el rendimiento académico. Por esta razón, debemos autoevaluarnos y cuestionarnos constantemente. ¿Me han cundido las horas de estudio realizadas hasta ahora?, ¿podría dar un repaso a aquellos conceptos que no me han quedado del todo claro?, ¿a qué nota aspiro con los conocimientos adquiridos hasta ahora?
Estas preguntas no debemos abordarlas a dos días del examen, sino en todo momento que dure el periodo de estudio hasta que logremos los objetivos marcados (o más allá).
Estudiar únicamente en solitario
Puede que estudiar en grupo nos suponga un foco de distracciones o poco productivo, lo cual es legítimo según las capacidades de cada uno. Pero aún así, no deberíamos perder la oportunidad de, ocasionalmente, compartir conocimientos y las perspectivas de compañeros, amigos, etc., que nos pueden descubrir enfoques que no teníamos presente, errores que creíamos válidos o simplemente otras técnicas de estudio.