El curso por fin ha terminado, los exámenes ya son historia y el verano ya está aquí, con ganas de sol, descanso y buenos planes. Seamos sinceros: después de meses de apuntes, clases, entregas y cafés a deshoras, aunque el cuerpo pide parar… muchas veces la cabeza sigue en modo “aprovecha el tiempo”.
Y ahí entra el dilema clásico de las vacaciones universitarias: ¿dedicarse al dolce fare niente al 100% o aprovechar para algo útil para tu curriculum ahora que, por fin, tienes más tiempo libre? La buena noticia: no hace falta elegir. Puedes bajar el ritmo, disfrutar del verano y, al mismo tiempo, seguir aprendiendo, creciendo y descubriendo cosas nuevas. La clave está en encontrar el equilibrio (y en quitarse la presión).
Desde la RUS te damos algunas ideas para que tu verano sea justo lo que necesitas: descanso, aire fresco… y alguna que otra inspiración que sume.
1. Lee por placer
El año académico está repleto de lecturas obligatorias, necesarias para tu formación: manuales, textos científicos, artículos densos, etc. que dejan poco tiempo para otras lecturas.
El verano es la oportunidad perfecta para reconciliarte con esa novela que dejaste a medias, ese autor que te recomendaron o ese libro que llevas tiempo queriendo empezar. Es el momento de redescubrir el placer de leer por leer. De volver a sentir esa sensación de empezar un libro y no poder soltarlo. De elegir historia, ritmo y lugar, sin subrayadores ni notas en los márgenes (¡o sí, si te inspira!).
Y si te quedas en la RUS, el jardín o la terraza pueden ser el lugar perfecto para perderte entre páginas.
2. Haz un curso que te motive
Durante el curso, lo urgente del día a día deja poco espacio para aprender por puro placer. Así que ahora también es el momento ideal para retomar eso que siempre has querido probar: escritura creativa, fotografía, cerámica, idiomas, cocina, inteligencia artificial… ¡Hay formación para todos los gustos! Y no todo tiene que sumar al currículum: a veces, lo que más te transforma es lo que haces solo porque te apetece.
¿Prefieres hacerlo desde casa? Plataformas como Coursera, Domestika, edX o FutureLearn ofrecen cursos gratuitos o muy accesibles. Lo mejor: puedes hacerlos a tu ritmo, desde donde quieras, y sobre lo que realmente te interesa. Aprender por curiosidad es uno de los mayores placeres del verano.
3. Cambia de escenario (aunque sea a la vuelta de la esquina)
No hace falta cruzar medio mundo para desconectar. A veces, basta con salir del entorno habitual. Y si te quedas en Barcelona, hay infinitos lugares que vale la pena descubrir: una escapada en tren a la Garrotxa, una ruta por Collserola, un día en la playa o una visita a ese pueblecito de costa que has visto en redes y parece sacado de una postal.
El verano es el momento perfecto para cambiar de ritmo y perspectiva. Alejarse, aunque sea un poco, ayuda a recargar energías, observar con otros ojos y volver con ideas nuevas. Y si lo compartes con amigos RUSidentes, mejor que mejor: los planes más memorables no siempre se organizan, a veces simplemente surgen, y suelen ser los mejores.
4. Voluntariado: dar también llena
Si te apetece dedicar parte del verano a ayudar, el voluntariado es una opción tan enriquecedora como transformadora. Puedes buscar programas locales o internacionales, colaborar con asociaciones, campamentos o proyectos sociales. Además de aportar, también aprendes, conoces gente nueva y descubres realidades distintas.
En la RUS hemos visto a muchos RUSidentes volver de experiencias así con otra mirada, más abierta, más conectada. Si te atrae la idea, empieza por explorar opciones que encajen contigo y con tus intereses. Y si quieres saber más, te recomendamos leer nuestro artículo sobre voluntariado universitario.
5. Trabaja (sin perder el equilibrio)
Un trabajo de verano puede ayudarte a ganar algo de dinero, experiencia laboral y autoconfianza. Pero recuerda: es verano, y no se trata de convertirlo en una extensión del curso. Elige un trabajo que no te consuma y que te permita compaginar el deber con el placer.
Puedes explorar opciones en hostelería, campamentos, clases particulares o trabajos relacionados con tus estudios. Todo suma. Y si no encuentras algo fijo, también puedes ofrecer servicios puntuales en función de tus habilidades.
7. Escucha a tu cuerpo
Dormir más, comer mejor, moverse un poco, estar al aire libre. Sencillo, pero esencial. El verano también es el momento perfecto para reconectar con tu cuerpo, dejar atrás el estrés y retomar esos hábitos que durante el curso cuesta mantener.
Si este verano estás en la RUS, aprovecha el nuevo gimnasio, sal a caminar por el entorno natural que nos rodea o simplemente descansa al sol. Tu cuerpo también necesita vacaciones. Y cuidarlo bien ahora es la mejor forma de volver con energía después.
8. Desconecta de lo digital (al menos un poco)
Pasamos el curso pegados a las pantallas. Este verano, intenta reducir el tiempo frente al móvil. Pon el modo avión durante unas horas al día. Mira películas, escucha música, sal sin el teléfono a pasear. No se trata de desaparecer de redes, sino de elegir mejor en qué quieres invertir tu atención, y la desconexión digital es un regalo para la mente.
En definitiva, no hay una sola forma de vivir el verano ideal. Lo importante es que lo vivas según tu ritmo, tus ganas y tus necesidades.
En la RUS creemos que cada etapa tiene su sentido. Y el verano es ese momento para frenar, respirar y escucharse. Tanto si te quedas en Barcelona como si te vas lejos, si sigues en contacto con tus compis o te rodeas de caras nuevas, si decides aprender algo nuevo o simplemente descansar… que sea a tu manera.
Eso también forma parte del viaje. Eso también es crecer.