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¿Qué es el estrés académico?: cómo detectarlo a tiempo y afrontarlo

estrés académico

¿Qué es y por qué se genera el estrés académico?

El estrés académico es la reacción normal frente a las exigencias y cargas de trabajo a las que todo estudiante se enfrenta, como pruebas, exámenes, trabajos, presentaciones, etc.

Esta reacción, bien entendida y gestionada, te activa y te moviliza para responder con eficacia y conseguir tus metas y objetivos. Sin embargo, en ocasiones, puedes verte bajo períodos con demasiadas exigencias al mismo tiempo, lo que puede agudizar la respuesta y disminuir el rendimiento.

Factores que producen estrés académico

No todo lo que produce estrés académico son motivos puramente relacionados con el mundo académico. Evidentemente, tu vida y situación personal puede generarte una carga adicional de angustia o estrés que se vea reflejado en lo académico.

Estos son algunos factores que pueden contribuir a aumentar tu estrés académico. Conocerlos, te ayudarán a cómo detectarlo a tiempo y, sobre todo, a poder afrontarlo.

Académicos

En este apartado puedes encontrar dos tipos de exigencias que contribuyen a aumentar tu estrés académico.

No académicos

Además de lo académico, tienes que considerar una serie de situaciones vitales que te estresan y que repercuten también en tu estado emocional y físico.

Según la escala de Holmes y Rahe, las situaciones no académicas más estresantes y comunes son:

¿Cómo aparece el estrés académico?

En un primer momento, el estrés es normal e incluso te puede ayudar a activarse para poder responder a las demandas y exigencias académicas. No obstante, con el tiempo, nuestro cuerpo y nuestra mente se van agotando y comienzan a disminuir su rendimiento.

Para prevenir una disminución de tu rendimiento académico, deberás regular la cantidad de tiempo que te mantienes bajo altos niveles de exigencia. Esto, se denomina fase de resistencia, y viene seguida de la fase de agotamiento.

Si, a pesar del agotamiento, no te detienes a descansar, tu organismo podría entrar en una fase de cronificación de las manifestaciones de la fase de agotamiento del estrés. Dicho de otra manera, podrías sufrir de estrés crónico, para toda la vida.

¿Cómo detectarlo a tiempo y afrontarlo?

El estrés académico, como el estrés convencional, tiene unos síntomas en diferentes ámbitos que lo que hacen es enviarte señales y avisarte de su aparición

Estos síntomas pueden darse en diversos ámbitos, físicas, psicológicas y en la conducta y es importante reconocerlas.

Síntomas físicos

Corresponden a los síntomas que se generan en nuestro cuerpo frente a los factores de estrés académico habituales, algunos son:

Normalmente, la práctica de deporte moderado o paseos diarios te puede ayudar a disminuir estos síntomas.

También, contactar y realizar algunas sesiones con un “coach” puede ofrecerte visión y herramientas que t ayuden a gestionar los primeros síntomas del estrés.

Síntomas psicológicos y/o emocionales

Reacciones emocionales y cognitivas que se tiene frente a situaciones de estrés, entre las que destacan:

Si crees que padeces alguno de estos síntomas, es muy conveniente que visites un psicólogo que te de pautas y herramientas para la autogestión.

No dejes pasar, o no le restes importancia, la aparición de algunos de estos síntomas. ¡Ponte en manos profesionales!

Síntomas en la alteración de la conducta

Estos síntomas pueden, ya, manifestarse como cambios en tu conducta producto de la convivencia durante un largo tiempo con situaciones de estrés.

Son fácilmente observados por las personas de nuestro círculo cercano (familia, amigos, pareja…) y son:

Prevenirlo y afrontarlo

El primer paso, siempre, es ser consciente de las situaciones y síntomas derivados del estrés. La auto evaluación con honestidad será clave para ello. No hay que tener miedo ni vergüenza si se sufre de estrés y/o algún síntoma derivado. ¡Hay que hacerle frente!

Una vez que realices el ejercicio de auto reflexión e identifiques las situaciones que te lo generan y como reacciones frente a ello, necesitarás definir qué hacer para prevenir que ocurra o mitigar los efectos.

Algunas de estas estrategias te ayudarán tanto a prevenir la cronificación del estrés como a afrontar las manifestaciones en la fase de agotamiento:

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