Corren tiempos en los que la nutrición y el cuidarnos son valores importantes. Por desgracia los hábitos actuales no son los que quisiéramos: la tendencia es a la mala, hacia una incorrecta alimentación, los productos procesados y la comida rápida. Sin embargo las instituciones, los investigadores y la población en general nos hemos dado cuenta de que una buena ingesta diaria es básica para rendir en nuestro trabajo, nuestros estudios y tener una vida más saludable.

A la hora de estudiar fuera de casa hemos de tener en cuenta muchos factores: calidad del entorno, tipología de las habitaciones, áreas comunes, tipología de compañeros… Pero también la calidad nutricional del lugar de hospedaje que escojamos.

Desde esta perspectiva que comentábamos en el primer párrafo, la Residencia Universitaria Sarriá, que cuenta con cocina propia, ha optado por el modelo de buffet libre. La residencia de Barcelona permite al propio estudiante alimentarse de la mejor manera posible, siendo él o ella quien gestione las pautas nutricionales en cada momento.

 

Cómo sacarle el mejor partido al buffet libre de la residencia

 

Quizás tenemos en la cabeza la imagen de los buffets cuando hemos ido de vacaciones, con bandejas y más bandejas de comida en los que no terminar nunca, repetir varias veces y perdernos con los postres. Pero en la vida diaria no es, afortunadamente, así. De hecho comer en el buffet libre de la residencia universitaria en nuestro día a día es nuestro gran aliado para comer sano y equilibrado.

La mayoría de los nutricionistas recomiendan hacer una planificación semanal de qué tenemos previsto comer, de tal manera que haya un balance adecuado y sano cada día. En el buffet libre podemos hacer exactamente igual, con la ventaja de que no hace falta que invirtamos tiempo y dinero en salir a hacer la compra, cocinar los alimentos y presentarlos.

Si nos paramos a pensar, las visitas al supermercado le roban gran volumen de tiempo a los hogares españoles a lo largo del año. Si hablamos de que eso nos quita tiempo de estudio, o de relax que afecta a nuestro rendimiento académico, mejor delegar en nutricionistas profesionales.

Una vez tenemos diseñado el plan nutricional semanal, acudir al restaurante comunitario es todo un regalo para la vista. Trata siempre de que en tus platos haya varios colores, siguiendo la pauta de los cinco colores en la mesa. Esta tendencia, planteada por primera vez por James Joseph, nos invita a alimentarnos incluyendo ingredientes color violeta, blanco, verdes, naranjas y amarillos.

Además de resultar estéticamente más agradable a los ojos, estamos hablando de que el truco de esta técnica es que colores como el violeta o el verde básicamente son frutas y verduras, la base de cualquier alimentación sana.

Otro truco para sacarle el máximo partido al buffet es utilizar un plato pequeño, en el que entrará la cantidad justa para que quedemos saciados. Y si eres de los que se lo quiere comer todo, un truco infalible: come de espaldas al buffet, así no te fijarás en las bandejas.

Piensa siempre que una buena alimentación diaria nos hará estar de mejor humor, más animados, más descansados y rendir mejor. En un tiempo en el que necesitamos centrarnos en estudiar, hacerlo con el estómago tranquilo y sin sensación de pesadez nos ayudará mucho a tener éxito.

 

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